miércoles, 24 de enero de 2024

Vincular una cardiopatía específica y Muerte Súbita al trastorno de estrés postraumático.

El grupo de enfermedades asociadas al sistema circulatorio se mantuvieron en el 2022 como primera causa de morbilidad en España y las enfermedades cardiovasculares como quinta causa de baja laboral. Entre las cardiopatías con consecuencias fatales se encuentra las arritmias y la fibrilación ventriculares que se asignan a muertes súbitas, arritmias potencialmente mortales si no se revierte en pocos minutos. Cada vez más entidades públicas y privadas instalan desfibriladores y ofrecen a su personal, formación por prevención y a la vez poder actuar ante una situación potencialmente irreversible a una situación de control donde cada minuto cuenta con la esperanza de revertir una parada cardíaca.

La asociación avanza, hacia la integración de la comprensión de las personas que han sobrevivido, por su salud cardiovascular y su salud mental.  

La Fundación Española del Corazón, ofrece información sobre la naturaleza de la muerte súbita y diferencia casos por grupos de edad cuando se padece una parada cardiorrespiratoria. Nos ofrece que esta muerte súbita (arritmia maligna) en menores de 35-40 años las causas suelen ser hereditarias, genética o familiares.  Las causas en personas mayores de 35-40 años suele ser por infarto de miocardio o arterosclerosis coronaria no identificado por el paciente con consecuencias fatales. Estas incidencias pueden acabar en arritmia cardíaca llamada fibrilación ventricular , una disfunción eléctrica del corazón donde el corazón pierde esta capacidad sincronizada de contracción ventricular y deja de bombear y oxigenar al resto del organismo. El cerebro entre otros órganos deja de oxigenarse y la persona pierde el conocimiento , se desvanece y deja de respirar. Cuando despierte y después del alta hospitalaria , el reanudar su vida familiar , social y laboral será posible gracias al apoyo del entorno y de un sistema sanitario que pueda manejar una situación que se antoja muy diferente a lo que son patologías cardiovasculares en los últimos cuarenta años. Se conocen ciertos trastornos como la ansiedad generalizada, la depresión como subyacentes a ciertas cardiopatías, pero se desconoce cómo afrontar una nueva y de prevalencia desconocida, el trastorno de estrés postraumático.

 Se denominan trastornos aquella afectación conductual, del estado de ánimo o aquellos pensamientos que afectan a nuestra conducta o comportamiento, y acaban afectando a nuestra vida social, laboral o afectiva e incapacitar a la persona que la padece.  De los trastornos más comunes y prevalentes en personas con patologías como el infarto de miocardio, marcan o indican a una alta predisposición a padecer trastornos de depresión, ansiedad generalizada que conllevan a problemas de adherencia farmacológica , insomnio y dieta , siendo candidatos a participar en programas de rehabilitación cardíaca.

 Desde el 2021 hasta la fecha, varios estudios ofrecen cierta prevalencia en personas supervivientes de una parada cardíaca a padecer un trastorno específico que no se da en otras patologías o al menos en tal prevalencia como es, el Trastorno de Estrés postraumático TEPT (Presciutti., A., et al., 2023; Princip, M., et al., 2023; Sopek I. et al., 2023; Agarwal., s., et al., 2022) La misma definición del trastorno por la asociación Americana de Psiquiatría (DSM-5) y en relación a la situación vivida por el paciente recuperado de una parada cardiorrespiratoria, describe una predisposición al TEPT al experimentar un episodio traumático en el que está en peligro la propia vida. Cada vez son más las personas que sobreviven a una parada cardíaca por la implementación de desfibriladores en centros públicos y privados. Así cómo la formación de como realizar una reanimación cardiopulmonar para tratar de salvar una vida como la de aquel que se ha desvanecido en vía pública sin una causa aparente y carece de signos vitales como son la perdida de consciencia y falta de aliento, respiración. La supervivencia se estima de entre un 3 % y un 10 % en España y la Fundación Española del Corazón estima que hay unas 25.000 Paradas Cardiacas anuales.

 Deseamos comentar que difiere mucho un paciente consciente y que ha padecido un infarto de miocardio dado que estas han sido conscientes del suceso y refieren , dolor precordial, apnea o dificultad para respirar y mareo. Se conocen infartos súbitos sin posibilidad de recuperación donde el paciente fallece de forma repentina.

En relación a los pacientes recuperados de una muerte súbita o parada cardíaca, y mencionar que no son sinónimos. Tenemos asociados con infarto de miocardio y acabaron en parada cardíaca y asociados que padecieron una fibrilación y acabaron en muerte súbita. En los dos casos, la amnesia al menos del día del suceso es característica en los dos casos. Queremos hacer incidencia en este aspecto ya que el mero hecho de haber "perdido la vida" sin causa aparente o reconocida, ofrece a un porcentaje en TEPT que puede oscilar entre un 10 % a un 37 % según estudios. En ellos el temor a realizar ejercicio físico o una vida normal , las primeras semanas se les antoja un valor fuera de parámetros que antes del suceso podrían considerarse normales. Siempre y cuando el cardiólogo ya le haya ofrecido y considere que los parámetros mediante pruebas de esfuerzo, electrocardiogramas y ecocardiogramas , así como se consideren por el especialista oportunos pueda realizar para ofrecer al paciente el mejor diagnóstico y pronóstico.

 Por ello consideramos, la necesidad de ofrecer una asistencia desde los centros de atención primaria de seguimiento, para que no considere que una vez al alta hospitalaria y con un diagnóstico igual que se pudiera tener una persona dada de alta por infarto sin pérdida de consciencia, acabe con un trastorno invalidante.

 Consideramos la necesidad del psicólogo especialista en comprender los matices de las cardiopatías, como ya existen especialistas en psicooncología , neuropsicología, gerontología. Cómo asociación de pacientes recuperados de muerte súbita, sentimos que faltan profesionales que puedan comprendernos.

Al referirnos a una muerte súbita, una disfunción eléctrica del corazón difiere del resto de cardiopatías en la perdida de conocimiento súbito y repentino. La no existencia de riego sanguíneo al cerebro ofrece a quien padecer la perdida repentina de conocimiento, en dos o tres segundos se desvanece. No puede comunicar que sucede a quien lo padece, y además, no recuerda el suceso, ello confiere cierta y natural angustia o aprensión cuando ellos mismos refieren cuando sienten un problema o situación anómala del corazón, se alarman y el entorno revive un posible nuevo suceso.

La asociación desde hace más de catorce años acompañamos a personas con edades comprendidas entre los dieciocho años hasta sesenta y cinco, que han sobrevivido y hacen la vida que desean.




 Antonio Alba. 

Psicólogo de la Asociación de Pacientes y Primeros Intervinientes en Episodios de Muerte Súbita